Del “aquí no se te paga por pensar” al “a mí no me pagan por pensar”

pensar[1]

¡Qué grandes frases! ¿verdad?

Empecemos por “aquí no se te paga por pensar”. Esta es la frase preferida por aquellos que son incapaces de valorar el talento, la creatividad o las aportaciones de otros de “nivel” inferior.  Cuando un directivo cree que nadie debe pensar, a excepción de él mismo, tiene un difícil problema de prepotencia y ego. Se ha convertido en un líder “neandertal” (para los que hayáis leído Culturas Innovadoras 2.0).

Respecto al “a mí no me pagan por pensar” cabría preguntar: ¿y por qué te pagan?  En muchas empresas de este país todavía se le paga a la gente por ir. Simplemente por ir, no hace falta más. Parece ser que estar en la oficina dando una vuelta es para un número importante de personas trabajo suficiente como para cobrar un sueldo. Es más, si hay que pensar, algunos dirán: ¡que me paguen un variable! Lo de pensar no está en la descripción del puesto de muchos;  y si no lo dice explícitamente en algún sitio es que no entra dentro de las funciones de uno. ¡Tócate las narices!  Evidentemente hay que matizar que en la mayoría de los casos, el “a mí no me pagan por pensar” es la consecuencia directa del “aquí no se te paga por pensar”.

Una organización en la que se asume que nadie debe pensar, a excepción del primer directivo, seguro que tiene y tendrá problemas serios de competitividad. Cuando los individuos han interiorizado que simplemente son “tontos” y que nadie espera nada de ellos más allá de ejecutar determinadas rutinas, el aprendizaje y la innovación han muerto. Una pena seguir escuchando frases de este tipo…

7 comentarios en “Del “aquí no se te paga por pensar” al “a mí no me pagan por pensar”

  1. Y ahora (algo que también ocurre), los dos a la vez:
    -«Oye, a ti no se te paga por pensar»
    -«¿Mmmm? Ah, no, desde luego… a mí no me pagan por pensar. Si el trabajo sale bien, vale; y si no, no es mi problema».
    Comunicación boboreccional, que se da en muchos lugares.
    Saludos.

  2. Juan, el problema no se circunscribe únicamente a la empresa.

    Creo que la actitud harto-paternalista de nuestros políticos e instituciones públicas lleva a la ciudadanía a «delegar» cualquier actitud creativa en nuestros próceres.

    Nuestra frase más manida es «pues algo habrá que hacer» mientras esperamos que algo se haga.

    Recomiendo leer el excelente artículo de Javier Marías de ayer en EPS «El país que se toma la crisis a broma»: http://www.elpais.com/articulo/portada/pais/toma/crisis/broma/elpepusoceps/20090628elpepspor_6/Tes

    Salud amigo.

  3. Buenos días Juan,

    Ayer acudí a tu conferencia en ESIC Estrategias de intimidad con el cliente y como al parecer soy una de las “afortunadas” a las que nos pagan por venir a trabajar y no por pensar, aquí estoy leyendo tu blog!

    Acostumbrada a entornos altamente profesionalizados y eficientes en España, Francia y Reino Unido un buen día regreso aquí y me recibe con los brazos abiertos la crisis.
    Aterrizo en una auto-denominada multinacional, que en realidad lo que tiene son los derechos de explotación comercial de una marca extranjera, 5 miembros de la misma familia en la cúpula directiva y como no, el amiguito de la infancia del nene como Director de Recursos Humanos y Administración.

    El choque cultural me deja medio lerda, de puestos donde no se te pide, si no que se te exige pensar y anticiparte, me encuentro en un mundo desconocido donde las frases “siempre lo hemos hecho así”, “aquí ya has tocado techo” y “quien te crees que eres tu para…” son recurrentes y mi úlcera incipiente.

    En fin, esperando que pase la crisis y volver a levantar el vuelo hacia un destino más acogedor, busco alternativas de negocios on-line que me permitan seguir en este nido mientras incubo.

    Lo único que me preocupa es: ¿podrán conmigo y me convertirán en un zombi más de la oficina o quedará algo dentro de mi cerebro para seguir siendo competitiva cuando salgamos de la crisis?

    Salu2,

  4. VAMOS A VER, esta es mi humilde opi. Yo creo que las personas queramos o no, pensamos (unas mas que otras,claro). Si nos convertimos en automatas, si vemos algo mal y pensamos: no nos pagan para pensar, si hacemos por hacer, si nos dedicamos a poner un «sello» o apretar un boton y pasamos la mitad de nuestra vida trabajando:

    -Nos vamos a aburrir
    -Nos vamos a deprimir, porque no nos motivamos.

    Hay que pensar con inteligencia, es decir saber cuando callar, cuando hablar (a nuestro favor claro), pero pensar.

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