Marx y el Futuro del Trabajo

Es triste decirlo, pero muchas de las ideas que Marx exponía en su obra más representativa, El Capital, siguen plenamente vigentes en muchas organizaciones, al igual que las de Smith, Taylor, Ford o Weber, de las que ya hemos conversado en otras entradas.

Marx concibe el trabajo asalariado como algo exterior al individuo, como algo que no pertenece a su ser. Desde su punto de vista, las personas somos incapaces de afirmarnos en el trabajo (asalriado) y nos sentimos incómodos y profundamente desgraciados en él, al no desarrollar una actividad física y/o intelectual libre, lo que martiriza nuestro cuerpo y arruina nuestro espíritu. Para Marx el trabajo (asalariado) no satisface necesidad humana alguna y sólo es un medio para satisfacer nuestras auténticas necesidades (mediante la obtención de un salario). Además, Marx entiende el trabajo (asalariado) como algo forzado, nunca voluntario, del que el hombre huiría si no estuviera coaccionado por el miedo a la supervivencia.

En definitiva, para Marx el trabajo (asalariado) no satisface ninguna necesidad humana real, es forzado, y es imposible de compatibilizar con la libertad. Estas ideas describen todavía de forma fiel la realidad de muchas empresas, en las que Marx sigue vivo.

Pero sin duda, existen organizaciones capaces de ir más allá y crear culturas basadas en el aprendizaje, la libertad y la innovación, en las que se consiguen altos niveles de felicidad, autorrealización y éxito. Eso sí, de momento no son la mayoría, tiempo al tiempo…

¿Cuál será el futuro del trabajo? ¿Seguirá vivo Marx en el Siglo XXI?

NOTA: reitero por enésima vez que me refiero a trabajo asalariado

22 comentarios en “Marx y el Futuro del Trabajo

  1. Totalmente en descuerdo con la visión que tenes de Marx. Recomiendo leer el libro: Marx y su concepto del hombre:

  2. Hola Andrés, voy a leer el libro que dices. En cualquier caso, las dos ideas que he manejado en el post las he sacado de El Capital, que me ha dado por abrirlo hoy…
    Y lo que vengo a decir en el post es que ojalá existan organizaciones capaces de hacernos olvidar las ideas de Marx. Por cierto esas ideas se generan en un contexto de trabajo muy distinto al actual, en el que a lo mejor eran necesarias.
    El tema es cómo generar organizaciones en las que no haga falta Marx, porque son extraordinarios sitios en los que trabajar.

  3. Trabajo en una empresa cooperativa.

    Uno de los principios que nos identifican, el de «soberanía del trabajo», se describe en la actualidad con un texto que del que me gustaría extraer esta frase: «El trabajo es el principal factor transformador de la naturaleza, de la sociedad y del propio ser humano».

    Yo creo en ello, más cada día que pasa. Tanto en lo bueno como en las consecuencias negativas de hacer un mal uso de nuestra capacidad de trabajo, en la naturaleza, en la sociedad y en el propio ser humano…

    Recientemente hemos tenido la fortuna de que varias personas nos cuenten una pasión en sus vidas (fuera de su trabajo), la razón por la que les apasiona y la razón por la que lo cuentan… delante de decenas de compañeros a quien mayoritariamente ni siquiera conocían. Habían dedicado esfuerzo, formación, muchas horas de dedicación y de práctica, planificado tareas, buscado aliados e incluso invertido dinero… sin remuneración económica alguna. O sea, habían trabajado (siguen trabajando) «sin cobrar».

    Aunque… puede que en el fondo Marx tuviera razón. La clave está en la palabra «libre». No es sencillo compaginar libertad y trabajo asalariado, pero hemos recorrido un camino… y seguimos caminando.

    Saludos.

  4. Juan , por desagracia no puedo estar más de acuerdo contigo. Además esta crisis está consiguiendo que se vuelva a los planteamientos antiguos, desarrollo cero. Creo que es el momento de hacer realidad la tan manida frase de problemas nuevos , soluciones nuevas y no problemas nuevos soluciones antiguas. Los cambios en las pymes, cooperativas, etc, son más fáciles en las empresas de mayor tamaño sigue primando la jerarquia. Me gustaría plantear una reflexión hay dos ejemplos de superviviencia a lo largo del tiempo, el ejercito y las iglesias y ambas se rigen por le principio de jerarquía,¿ No estarán la empresas pensando en sobrevivir y no en mejorar ?. En mi opinión la empresa debería mejorar y no sobrevivir, pero me parece que estamos en lo segundo.

  5. Muy acertado tu articulo, Jano. Esperemos que esas empresas que mencionas en tu articulo sepan evolucionar hacia una cultura en la que la persona pueda encontrar una via de desarrollo. En este sentido recomiendo la lectura del libro La Erica hacker end El trab

  6. Hola Juan,

    Esta idea me trae a la cabeza el clásico «ir a trabajar»o «ir al trabajo», en la primera de ellas queda implícito el hecho de desarrollar tu trabajo de la mejor manera posible aportando tu esfuerzo y tus ideas. La segunda, ir al trabajo, solo implica ir a ganar dinero para, como dice Marx y tú en el post, satisfacer tus necesidades.

    No hay nada peor que entender tu trabajo como una tarea rutinaria y poco imaginativa.

  7. Muy acertada esta entrada, Juan. Los planteamientos de Marx pueden ser antiguos pero hoy en día estan de actualidad. Evidentemente del S. XIX hasta hoy han cambiado muchisimas cosas, pero ciertas ideas permanecen, en esencia, iguales, y este ciclo de limpieza , la crisis, de la economía de mercado, lo ha sacado a la luz. Y sino a veces cuando oigo al «Jefe» Obama, me recuerda casi a lo mismo que decía el «Jefe» F. Delano Roostvelt. Por supuesto los sesudisimos economistas del presidente Hoover me recuerdan a los no menos sesudisimos economistas de hoy. Autenticos cirujanos anti-crisis, que bisturí en mano, no dudan en hablar de Derecho laboral, relaciones laborales etc… e intervenir desde sus postulados Keynesianos directamente y a cuchillo.

  8. Hola Juan:

    Igual que no podemos juzgar a los «conquistadores» del siglo XVI aplicando nuestro marco de valores conceptuales, resulta harto complejo evaluar a Marx según los principios de desarrollo económico, intelectual y moral de Occidente en este nuevo siglo XXI. Como tú, creo que Marx quedó en el cambrico de la economía, y desde luego su concepción sobre el trabajo dista mucho de ser una via de aplicación al nuevo modelo de organización al que muchos aspiramos.

    Pero..¿Pensaríamos lo mismo si viésemos las condiciones en que se trabajan en buena parte de Asía, África o algunas regiones de América del Sur?. El propio Marx decía que, a la postre, la mejora de las condiciones de trabajo para el hombre solo se alcanzarían a través de «una penosa historia evolutiva». Pues bien, en esas estamos por aquí, que no en esas otras bastas partes del globo. Es normal que se apliquen principios marxistas en países habituados al expolio, la pobreza y el desequilibrio más sangrante e inhumano. Me parece lógico que ellos también exijan el derecho a equivocarse, aunque solo sea como paliativo para curar tanta injusticia acumulada durante siglos. Es humano querer pensar que la utopía puede ser posible. El problema es que, a veces, la rebeldía acaba por llevarse por delante lo poco bueno que había, y hacer excelso lo malo que se asume.

    Coincidiendo contigo, Juan, en el planteamiento global, digo ese dicho hispano tan manido…¡Cuidado,….no todo el monte es orégano!. Quizás aquí sobren los motivos para guardar en el cajón de la historia a Marx, pero sólo somos el 20% de un mundo en plena revolución, que aún no sabe donde quiere ir.

    Un saludo

    Fran Romero
    Fuerza y Valor

  9. Es una referencia muy interesante. En mi opinion Marx se expreso en los terminos de una epoca de «economia productiva». Ciertamente, los asalariados de la epoca de Marx, no disponian de demasiados derechos, y la produccion era la generadora de riqueza.
    Hoy, el concepto produccion, sin olvidar la economia que hace honor al nombre, ha evolucionada hacia otros conceptos que enmascaran en gran medida el ideario de Marx.
    Por ejemplo las empresas de software, marketing, publicidad. Agencias de seguros, Banca en general, etc.
    Con este panorama, podemos observar que el principal regulador de las economias y de transferencias de los «Capiales», son las Bolsas mundiales….cada vez mas interelacionadas. Inpensable para el Sr.Marx!!!.
    Pienso que si alguien sigue pegado a ideales de hace tanto tiempo, ya no es por efectos practicos, si no mas bien por ideales y sentimientos personales y colectivos, que me merecen todos los respetos.
    Sin aquellas ideas, no hubieramos evolucionado en los derechos colectivos. Pero para los nuevos tiempos y economias y sociedades actuales, precisamos de nuevos referente. Referentes, por cierto, que no acabamos de encontrar.

    Saludos
    tip

  10. …dónde están esas organizaciones de las que hablas? yo apuesto que Marx sigue vigente en el siglo XXI y más allá…
    Una antigua alumna (bueno, no tan antigua)

  11. Bscando un poco por ahí:

    Trabajo
    Actividad por la que el hombre transforma la realidad para satisfacer sus necesidades físicas y espirituales. En las sociedades de explotación el trabajo se vive como una experiencia alienada, y no como una actividad de autorrealización.

    «Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida, paso éste que se halla condicionado por su organización corpórea. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material»
    Marx, La ideología alemana

    «El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza. En este proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza. Pone en acción las fuerzas naturales que forman su corporeidad, los brazos y las piernas, la cabeza y la mano, para de ese modo asimilarse, bajo una forma útil para su propia vida, las materias que la naturaleza le brinda. Y a la par que de ese modo actúa sobra la naturaleza exterior a él y la transforma, transforma su propia naturaleza, desarrollando las potencias que dormitan en él y sometiendo el juego de su fuerzas a su propia disciplina.»
    Marx, El capital

    De lo que yo entiendo, precisamente para Marx, el «trabajo» construye al hombre (y a la mujer también), satisfaciendo no solo necesidades materiales corporeas, sino además, necesidades del espíritu.

    Creo que Marx nunca criticó el «trabajo», sino más bien la forma capitalista de organizarlo, que a su juicio llevaban de manera inexorable a la alienación: la separación entre la acción útil y la persona actora insatisfecha.

    El fruto de mis manos no me pertenece, y ni tan siquiera con lo recibido a cambio (salario) puedo acceder a la obra realizada por mi mismo.

    Obviamente los salarios y resto de condiciones materiales y legales de los trabajadores han mejorado, y mucho. Negarlo sería necio. Pero la esencia del asunto (la esquizofrenia entre quien lo hace, y quien lo disfruta) sigue. ¿Cuantos albañiles han podido adquirir las viviendas que ellos han construido? Hipoteca por medio, bastantes, e impago mediante, también bastantes se están viendo «expropiados» del fruto de sus manos.

    La realidad es que las actuales empresas en general son un buen lugar para obtener salarios razonables e incluso dignos, pero siguen sin ser lugares-estructuras adecuadas para la realización del ser humano como individuo pleno. Salvo meritorias excepciones.

  12. Lee a Marx.
    No te lo tomes a mal, pero es evidente que no leiste ninguno de sus escritos.
    Es un pensador complejo y rico en ideas.
    El pensandor mas liberal y capitalista que muy pocos puedieron comprender.

    «Hago, leo, pienso y luego digo boludeces en un blog.»

  13. Sebastián, leeré más a Marx, no te preocupes (eso sí, tu deberías leer bien los posts y el resto del blog, quizás así me entenderías mejor). En cualquier caso, creo que la confusión viene de que hablo de trabajo cuando quiero decir trabajo “asalariado”, y quizás eso haga que no todo el mundo entienda el espíritu del post. Matizaré lo de trabajo «asalariado» en la entrada original.

    Evidentemente no me estoy «metiendo» con Marx en el posts, si acaso me «meto» con las empresas en las que Marx sigue siendo necesario. De lo que hablaba es que existen empresas en las que las ideas de Marx respecto al trabajo asalariado ya no son necesarias, porque son extraordinarios sitios para trabajar. En cambio en numerosas organizaciones siguen siendo necesarias porque no han evolucionado nada en su concepción del trabajo.

    Y por supuesto que Marx es un pensador complejo y rico en ideas, en ningún caso pretendía decir lo contrario. Respecto a que era un pensador liberal y capitalista, no sé, tendré que leerlo más…

    Pues eso, que lo que quería decir es que Marx sería innecesario en un entorno laboral distinto al que se vive en muchas organizaciones. Creo que existen empresas en las que no se explota a las personas, en las que todos piensan, en las que todos aportan sus ideas, en las que todos aprenden, en las que todos innovan, en las que todos se involucran, en las que todos son libres y responsables… En esas empresas quizás «utópicas» no hace falta Marx ¿no? Pues eso…

    Y una cosa Sebastián, siempre es mejor participar con humildad y sin prepotencia… Aquí todos queremos aprender, yo sólo propongo temas de debate. En la mayoría de los temas sigo siendo un aprendiz.

    Y una cosa importante, pensar de verdad requiere trascender las ideologías…

  14. Pingback: Reflexiones: trabajo 2.0 y libertad « inquietos

  15. Dax Toscano Segovia
    Ponencia para el conversatorio Karl Marx Hoy, Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central del Ecuador, 5 de mayo de 2.004

    Quiero iniciar esta disertación planteando las siguientes preguntas: ¿Por qué hablar de Karl Marx, pensador y revolucionario del siglo XIX en el siglo XXI? ¿Se debe insistir en el estudio y vigencia de su obra? ¿Se puede argumentar a su favor si los países del llamado campo socialista en Europa del Este se fueron a pique y se constituyeron en sociedades capitalistas? Estos cuestionamientos, en ocasiones formulados por los ideólogos del capitalismo, por los pensadores postmodernos, y en otras por una intelectualidad supuestamente de izquierda, nos permiten abordar algunas cuestiones fundamentales para comprender la trascendencia del pensamiento de quien Federico Engels, su amigo y hermano, dijera que es el más grande ! pensador que ha tenido la humanidad y a quien el héroe de la independencia de Cuba, José Martí, manifestara que merece honor por haberse puesto al lado de los débiles.

    Partamos de la pregunta que hace referencia al por qué hablar de Karl Marx en el siglo XXI. Primero que todo escuchemos brevemente algunos datos sobre la situación social en la que la humanidad, y sobretodo América Latina, vive en la actualidad: La quinta parte de la población está en la miseria; 826 millones de personas padecen de hambre física; más de ochocientos cincuenta millones son analfabetas; mil millones carecen de agua potable estimándose que para el año 2025 la cifra sea de 3500 millones de personas; 2400 millones no tienen acceso a servicios sanitarios. En América Latina 224 millones de personas viven en la pobreza y de ellos 90 millones están en la indigencia. La deuda externa latinoamericana asciende a 800 mil millones de dólares; siendo ésta una ! de las causas por las cuales la educación y la salud no reciben los recursos necesarios por parte de los gobiernos, los mismos que cumplen fielmente las disposiciones del FMI y de los organismos económicos internacionales dominados por EE.UU. Los grupos humanos más afectados son las y los niños, las mujeres y los ancianos, a quienes el modelo neoliberal los considera desechables o simplemente como mano de obra sujeta de una explotación mayor, tal como se hace con el trabajo infantil en las fábricas de la China, de Malasia, de Singapur, donde las y los niños trabajan de doce a catorce horas diarias en condiciones infrahumanas para producir los juguetes de McDonalds, de Kentuchy, de la Coca Cola. Por otro lado la situación de la contaminación del medio ambiente es cada vez más grave, producto de un sistema basado en una producción irracional y desmedida de cosas superfluas.

    ¿Producto de que es todo esto? Quienes detentan el poder económico, político y mediático pretenden confundir a la gente argumentando que la pobreza es resultado de la vagancia de ciertos pueblos a los que, inclusive, bajo criterios racistas, han calificado como inferiores. ¿Qué esconde esto? Precisamente aquello que señalara Marx en su extraordinaria y vasta obra: la explotación de una clase social sobre otra y el dominio de ciertas naciones por medio de la violencia, del saqueo y de la imposición ideológica sobre otras naciones. «La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestro días es la historia de la lucha de clases» decían Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, documento histórico que hoy tiene una vigencia impresiona! nte, tal como lo explica el pensador argentino Atilio Borón cuando hace referencia a la polarización cada vez mayor de la riqueza entre la burguesía, la oligarquía, las naciones capitalistas y el proletariado, los trabajadores en general y las naciones subdesarrolladas. Federico Engels nos dice: «Pues bien, Marx demostró que toda la historia de la humanidad, hasta hoy, es una historia de luchas de clases, que todas las luchas políticas, tan variadas y complejas, solo giran en torno al poder social y político de unas u otras clases sociales; por parte de las clases viejas, para conservar el poder, y por parte de las nuevas, para conquistarlo.»

    Pero ¿en qué radica la fuerza del pensamiento marxista a través del tiempo? El pensador marxista vasco, Iñaki Gil de San Vicente señala que el secreto y el misterio de la efectividad del marxismo radica en que este pensamiento constituye «la integración crítica de lo mejor del pensamiento occidental entonces existente; y de, segundo, y fundamentalmente, su capacidad de síntesis cualitativa superior, de crear algo nuevo, una totalidad nueva pero a la vez integradora de las aportaciones valiosas analizadas críticamente en la fase anterior e inicial del proceso creativo. Estamos ante el ejemplo más brillante del desarrollo de la facultad de emergencia de algo nuevo a partir de la previa acumulación de componentes viejos hasta llegar a un momento o punto crít! ico de no retorno, de aparición de lo nuevo a partir de varios componentes viejos. Eso nuevo es el materialismo histórico y su malla interna vertebradora es la dialéctica materialista.» Lenin decía que «El marxismo es el sucesor natural de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés.» Pero sobre todo el marxismo se nutre de la experiencia revolucionaria de la clase obrera. Rafael Plá León señala que «Fue el movimiento real de la clase proletaria y el contacto directo con éste lo que posibilitó en definitiva que el pensamiento de Marx tomara la forma que tomó.» Al mismo tiempo el marxismo no es una creencia, un dogma; es, por el contrario, un pensamiento abierto, activo y creador que se nutre permanentemente de las producciones de las y los seres humanos en todos los campos del saber.

    De igual manera hay que señalar que Marx no solo se dedicó a la teorización de diversos problemas; fue ante todo un revolucionario activo, un hombre consecuente con lo que teorizó producto precisamente de su contacto con la realidad en la que vivían los obreros europeos. Marx y Engels tenían como uno de sus objetivos la formación de un partido obrero, revolucionario sustentado en una teoría científica; lo que quedó de manifiesto en la participación activa de ambos en la Liga de los Comunistas y más adelante en la fundación de la Asociación Internacional de los Trabajadores; lo cual también demuestra su carácter internacionalista sintetizada en la frase con la cual concluyen el Manifiesto del Partido Comunista: ¡Pro! letarios de todos los países, unios! Es esto justamente lo que le confiere validez al pensamiento de Marx y Engels. Como señala el Dr. Jesús Pastor García Brigos «ante todo nos enfrentamos a la obra de revolucionarios activos, comprometidos con la práctica cotidiana de luchas en la sociedad. No eran científicos de gabinete.» Por ello también Marx sufre la persecución brutal del Estado Prusiano y de la burguesía europea, lo cual le condujo al exilio en varias ocasiones. En sus «Tesis sobre Feurbach» Marx señala que la tarea de los filósofos no es solo la de interpretar el mundo, sino la de transformarlo; además explica que solo es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y poderío, la terrenalidad de su pensamiento. A través de la actividad periodística Marx también educó al proletariado y denunció el papel conciliador y traidor de la burguesía, que se aliaba a conveniencia con los reyezuelos y emperadores que sobrevivían en Alemania y Francia.

    Pero no solamente por ello se debe insistir en el estudio y la vigencia de su pensamiento. La obra de Marx es un sistema abierto de ideas y un método revolucionario de transformación de la realidad que nos ha posibilitado el análisis y la reflexión sobre los más disímiles hechos y sucesos que tienen que ver con la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano tal como lo demuestra en El Capital donde expone, como explica Iñaki Gil de San Vicente, «la teoría de la plusvalía; la ley del valor-trabajo; la ley de caída tendencial de la tasa de beneficio y la diferencia entre valor de uso y valor, diferencia que confirma la historicidad del modo de producción capitalista y, por tanto, la posibilidad de construcción de otra sociedad no basada en el valor y en! la mercancía, sino en el valor de uso.»

    El desarrollo de la ciencia también ha confirmado las tesis marxistas. Los avances científicos demuestran la validez de la dialéctica materialista para la comprensión de los hechos y fenómenos de todo tipo; lo cual se confirma con los avances en el campo de la física cuántica, de la biología, de la química.

    A finales del siglo XX y en el siglo XXI los apologistas e ideólogos del capitalismo y del pensamiento postmoderno, han pretendido enterrar a Marx presentando como uno de sus argumentos la implosión de la ex-URSS y la caída del llamado campo socialista de Europa del Este o del socialismo real. Pero de ninguna manera esto puede constituirse en un argumento válido para combatir al marxismo. Sin querer ahondar en explicaciones sobre lo ocurrido en aquellos países, puesto que no es el objetivo de este conversatorio, solo cabe señalar algunos elementos para demostrar lo incorrecto de esta postura: primero que todo la traición stalinista, el proceso de burocratización en la ex-URSS y el surgimiento de un capitalismo de Estado, que estuvo acompañado de una distorsión del pensamiento de Marx, Engels y Lenin por parte de Stalin. Surge en esos momentos la concepción equivocada que el marxismo estaba constituido por el materialismo dialéctico y el materialismo histórico como si se trataran de dos cosas distintas. Igualmente surge la tesis del economicismo y del determinismo mecánico por medio de la cual se señalaba que era la base económica la que determinaba los cambios y el funcionamiento de la superestructura; olvidando que Marx y Engels entendieron a la sociedad como un sistema dinámico complejo, como un todo estructurado y dialéctico en donde la base económica y la superestructura ideológica están interconectados y que, por lo tanto tienen una influencia mutua; siendo el ser social solamente en última instancia el que determina las transformaciones sociales. El marxista Alan Woods explica que «los autores del Manifiesto contestaron repetidas veces ! a esta burda caricatura, como se ve en la célebre carta de Engels a Bloch: «Según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de la historia es en última instancia la producción y la reproducción en la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto; por consiguiente, si alguien lo tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico es el único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y absurda. La situación económica es la base, pero las diversas partes de la superestructura: las formas políticas de la lucha de clases y sus consecuencias, las constituciones establecidas por la clase victoriosa después de ganar la batalla, etc., las formas jurídicas, y, en consecuencia, inclusive los reflejos de todas esas luchas reales en los cerebros de los combatientes: teorías políticas, jurídicas, ideas religiosas y su desarrollo ulterior hasta convertirse en sistemas de dogmas, también ejercen su influencia sobre el curso de las luchas históricas y en muchos casos preponderan en la determinación de su forma».»

    El ascenso de la socialdemocracia y la imposición del modelo soviético a los países de Europa del Este luego de la segunda guerra mundial, constituyó otro elemento que provocó la distorsión del pensamiento marxista. El aparecimiento de modas intelectuales que tomaron como base al estructuralismo y al funcionalismo y lo pretendieron unir con el marxismo, también significó una distorsión del pensamiento de Marx y Engels. Todo esto fue difundido a través de los manuales de la academia de ciencias de la ex-URSS y por las universidades europeas, sobre todo en Francia e Italia. En América Latina esto influyó mucho en la forma de comprender el marxismo. Fue un error no acudir a la fuente directa, sino a los manuales. ! Ernesto Che Guevara fue uno de los críticos de ese pensamiento seudomarxista.

    En este sentido no es el marxismo el que ha fracasado; por el contrario hoy ha adquirido mayor fuerza y vigencia; y no porque Marx y Engels sean autoridades del pensamiento a las que haya que acudir cual si fueran dioses. Es la realidad misma la que confirma su validez histórica. Ya se han señalado algunos datos sobre la situación en la que la mayoría de los habitantes del planeta viven, lo cual se ha agravado por la prepotencia del imperialismo estadounidense y el surgimiento del neofascismo. Vemos como los EE.UU. masacran al pueblo Iraquí, como agreden a Cuba y fomentan la contrarrevolución financiando a mercenarios que los medios del engaño pretenden calificar como «disidentes», observamos la intromisión de los Estados Unidos en los asuntos internos de la Re! pública Bolivariana de Venezuela y de Colombia donde, conjuntamente con el fascista de Uribe Velez, los militares y los grupos terroristas de derecha pretenden derrotar a la insurgencia. Pero también asistimos a un momento de ascenso de las luchas populares que, aunque dispersas, constituyen elementos importantes en el desarrollo de la revolución mundial; así la radicalización del proceso revolucionario comandado por Hugo Rafael Chávez Frías en Venezuela, la defensa de la revolución y las conquistas del socialismo en Cuba dirigida por Fidel, la lucha del pueblo iraquí y su resistencia contra los invasores, la firmeza del movimiento guerrillero colombiano, el combate popular en Bolivia, etc.

    En todos ellos está el pensamiento de Karl Marx como una guía de acción revolucionaria. Iñaki Gil de San Vicente dice que «la obra de Marx y Engels aparece en la actualidad como el único método que, además de explicar coherentemente el pasado, permite comprender qué está sucediendo a escala mundial y, lo que es más importante, cuales son las tendencias fuertes ante el futuro.

    Estas son las razones que explican la actual «vuelta al marxismo», y también las que explican que este reaparezca, renazca de sus cenizas, cada vez que, tras haberlo dado por muerto, las exigencias de la lucha de clases a escala mundial imponen su vuelta a escena. Ahora bien, cada vez que el marxismo es dado por muerto se produce en su interior una verdadera autocrítica creativa, un repaso de las causas que le han llevado a esa situación y, a la vez por su mismo contenido dialéctico, un enriquecimiento de su método para responder a las nuevas formas que adquieren las contradicciones esenciales del capitalismo.

    Lo más significativo de estos resurgimientos radica en que se producen tras grandes convulsiones sociales que han demostrado el creciente distanciamiento entre la realidad y la teoría.» Concluyendo, señalo con Engels que el nombre de Marx vivirá a lo largo de los siglos, y con su nombre, su obra.

    .

  16. Juan:

    En mi opinión el texto que ha extraido usted es, desgraciadamente, vigente. Son muy pocas las empresas en las que el trabajador es algo más que un asalariado, que debe cumplir con unas obligaciones, que bajo ninguna circunstancia debe pensar o participar, empresas en las que el «jefe» es el «jefe» y por lo tanto él es quien piensa, planifíca, dirige y ordena.

    Evidentemente, la situación ideal sería aquella que usted describe en su post «Cisnes Negros», pero digame ¿Cuántas de esas empresas conoce usted en España?.

    Ojalá, y es la esperanza que nos queda, los grandes creadores de opinión y aquellos de ustedes que se dedican diariamente a «educar» empresas nos acerquen cada vez más a esos escenarios capacitadores.

    Un saludo,

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